Había una vez un superhéroe
llamado Electroenchufe que se encargaba de dar electricidad a todas las casas.
Cada noche se ponía su enchutraje y su enchufe de zapato e iba casa por casa
conectándolos para que la luz no se cortara. Un día, Electroenchufe perdió sus
zapatos y la ciudad se quedó sin luz durante una semana. En el medio del caos
le llegó a su casa una carta de un niño que decía haber sido el autor del robo,
y que esto lo había hecho para poder conocerlo.
Cuando por fin se
encontraron, Electroenchufe le explicó al niño que no era manera de actuar y
que había ocasionado un gran daño. Arrepentido el niño pidió perdón le
devolvió su enchufe de zapato. Así, Electroenchufe volvió a proveer de
electricidad a todo el barrio.
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